domingo, 19 de septiembre de 2010

Cinco razones para ver True Blood.


La tercera temporada de True Blood, que empezó la semana pasada en Canal + y terminó el domingo en EE.UU., ha sido, sin duda, la mejor hasta el momento. Un gran final, otra vuelta de tuerca y ansiedad a la espera de que llegue ya la cuarta entrega. Y una vez dicho esto, analicemos las razones para admitir la adicción a La Roja de Alan Ball.

1.- Si empiezo mencionando a Eric, el vampiro vikingo, igual se me ve un poco el plumero, así que he decidido que en el número uno estará su creador, Alan Ball. Los vampiros son aquí lo que la familia Fisher en A dos metros bajo tierra, es decir, el lienzo sobre el que Ball desparrama todo su humor negro en una ficción que, a diferencia de la primera, no tiene ninguna pretensión de encabezar la lista de «Las mejores series del siglo XXI». A estas alturas, ya nadie puede tomársela en serio y es precisamente esa liberación la que nos ha enganchado hasta la médula.

2.- Y si hablamos de liberación, ninguna serie mejor que True Blood para demostrar que de remilgos no vive el ser televisivo. Que sí, que nos gustan las escenas subidas de tono, que nos echamos las manos a la cabeza la primera vez que nos enseñaron a un vampiro en acción y ahora nos morimos de la risa con sus grandes frases. Que eso que al principio costaba admitir que te encantaba por su extravagancia inclasificable se ha convertido en tema de conversación de teleadictos sin prejuicios.

3.- La relación entre Jessica y Hoyt, la única historia que parece real en medio de tanto jaleo de criaturas y la nota más amable de toda la serie.

4.- Las grandes frases de Jason Stackhouse, un auténtico paleto de un pequeño pueblo de Luisiana que sirve a los guionistas para reírse de sí mismos y de unas tramas donde ya no puede haber más bicho extraño. «¿Existen los hombres lobo? –se preguntaba el hermano de Sookie al principio de la temporada–. ¿Y el Bigfoot?, ¿también es real? ¿Existe entonces Santa Claus?»... Pues anda que no le quedaba por ver. Sólo una perla más de Jason: «Nunca pensé que fuera lo suficientemente inteligente como para deprimirme, pero aquí estoy».

5.- Y para terminar, como no, Eric Northman (Alexander Skarsgard). Y no lo digo por esa primera escena de temporada donde Sookie se queda conmocionada viendo su trasero, no, en absoluto [sonrisa maliciosa]... Lo digo porque su personaje consigue desplazar con creces al cansino de Bill. Elegante, tranquilo, irónico, distante... Eric protagoniza las mejores escenas de la tercera temporada y su evolución promete sorpresas.






 

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